jueves, julio 27, 2006

45 minutos

Los viajes en bus, carro, taxi o combi, siempre se me hacen cortos porque tengo mucho en qué pensar. Ayer venia en la combi de Puno a Juliaca recostruyendo escenas dolorosas en mi mente pero también tratando de ejercitarme en eliminarlas. Como parte de ese esfuerzo me propuse desconectarme tanto como pudiera de mi misma y prestar más atención al pequeño universo que me rodeaba: las quince personas que habia en la combi y la visión del lago a la derecha del camino.

La niña que se sentó en una esquina junto a la ventana, en esos asientos improvisados detrás del conductor, le decía a su mamá:
-Esa es la universidad mamá?
Sí, es la universidad de los andes.
-Y es dificil entrar mamá?
Nada es dificil cuando uno estudia.
-Yo voy a ingresar mamacita, porque yo soy inteligente, no soy burra, no me ha puesto en primer puesto la señorita pero yo le voy a decir porque el puesto es por las notas no mamá? Y yo tengo buenas notas.

Mis esfuerzos por no pensar en nada se fueron al cuerno pues empecé a divagar tratando de proyectar una imagen de ella dentro de diez años. Sé que hay muchas cosas que torcerán sus deseos asi que no puedo saber si seguirá siendo alegre, si ingresará a la universidad, o si ya no será una alternativa para ella cuando llegue el momento. Entonces me acuerdo de Saida, joven puneña que conocí hace unos dias y la idea de Saida me ayuda a imaginarme un poco lo que la niña podria ser. Retrocedo dos dias en mi mente para poder verla frente a mi, tal como la ví antes de ayer.

Entre ovejas pintadas (hace poco se celebró el dia del campesino) y un grupo de borrachitos en la esquina, Saida me cuenta cuentos de las minas que le contaba su papá y de cómo el que no busca es el que encuentra. Me habla también de las cosas que le contaba su abuela y de cómo antes los hombres eran muy machistas y las familias muy conservadoras, de cómo sus padres tuvieron que casarse porque su padre era “muy atrevido” y se iba todas las tardes a conversar con su mamá hasta que a los hermanos de ésta se les acabó la paciencia frente a semejante osadia y decidieron que ya era hora de que los amiguitos del pueblo formalizaran. Años después nació Saida que ahora está frente a mi, en mis recuerdos, contándome estas cosas, diciéndome que ella quiere estudiar, que le gusta hablar con la gente de fuera, que que bonita es tu carrera, a mi tambien me gustaria viajar, conocer otros lugares, me aburro acá.

Habla sin parar, casi sin respirar y se atora y tiene que parar a tomar aire para seguir contandome mil cosas que me dejan con la boca abierta. La vitalidad de Saida hace que yo sea solo una sombra a su lado, y entonces, mientras ella habla, yo empiezo a divagar (como siempre) y sin querer queriendo vuelvo al presente, a la combi, escucho las risas de la niña que ahora se ha puesto a cantar una cancion de RBD.

Luego de permitirme estar perdida durante varios minutos mirando la luna y preguntandome si es cuarto creciente, cuarto meguante, o qué diablos lleva por nombre ese pedazito de fluorecente que brilla en el cielo negro, giro la cabeza hacia la izquiera para ver el lago y en ese girar recupero el sentido del oido, y dejo de lado nuevamente mis propios pensamientos para escuchar la conversación del señor que se ha sentado detrás de mi. Le está contando a otra persona una historia de cómo las virtudes y los defectos lucharon en los inicios del mundo para ocupar el alma de los seres humanos: La bondad le dijo a la maldad, yo merezco entrar a este cuerpo porque... y entonces me pongo a recordar la retahila de noticias sangrientas de la mañana, una tras otra muerte, una tras otra violacion (Nestor contó ocho antes de apagar el televisior), recuerdo también un titular del diario local que decia “Masacre en Arapa”, y pienso que no hay mito ni ciencia que expliquen tanta locura. Me pierdo en esa visión, en la masacre en Arapa (y me pregunto dónde queda quedará Arapa), y esa idea me lleva de un pensamiento a otro sin freno. Hago otro intento por prestar atención y veo todo en cámara lenta: la niña hablando con su madre y su hermanito, el hombre detrás de mi riendo, tres mujeres delante de mi moviendo las manos. Lo veo y siento todo como si viera una película muda o como si estuvieramos todos debajo del agua.. Veo las caras de todos y quisiera sentir lo que sienten y saber lo que saben, porque de seguro se sienten mejor y tienen mejores cosas en qué pensar que yo y son sabios y son fuertes y me molesta no poder desprenderme de mi cuerpo para meterme en sus cuerpos como en el cuento de las virtudes y defectos y entonces veo que estamos pasando la calle donde debo bajarme, me bajo, y voy pensando en quinientas cosas más de camino al hotel...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantaron tus 45 minutos.

Iacobus dijo...

hola como estas?, tu blog es muy bueno e intesante , felicidades, por otra parte estuve viendo que no se pudo colocar la imagen en tu plantilla, yo fui quien puso la entrada para la imagen en la minima black, voy a hacer algunos experimentos en una plantilla minima para ver si te puedo ayudar a colocar la imagen, en caso de que aun te interese, si consigo hacer que funcione te aviso.

Saludos desde México

Inadecuada dijo...

Gracias! sí me interesa colocar una imagen pero ya me estaba desmoralizando porque no podía...
Gracias por el comentario