La mantis religiosa que se sienta a mi lado me ha dicho:
"quiero ser actriz".
Yo he mirado directo a sus ojos plomos y me he quedado embelesada por su belleza y su estupidez.
Sin nada que confesarle de mi parte, le he dado la espalda
(con el riesgo de que me coma la cabeza, al presentir lo masculino que hay en mi)
y me he dispuesto a escribir este post.
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