viernes, abril 13, 2007

“Inadecuada, llego en tres días. No te laves”


Hoy me hizo mucha gracia cuando me pediste que no me bañara, cuando casi me suplicaste que no lo hiciera. Me recordaste eso que cuentan sobre Josefina y Napoleón y la famosa carta en la que él le pedía lo mismo.

Yo no te iba a complacer de ninguna forma, el olor es parte esencial de mi pudor. Pero me quedé dormida y desperté con dolor de cabeza. No me bañé al final de todo y traigo el hedor de una semana terrible: Huelo a cansancio, a mal sueño, a clases a las que no he ido, a trabajo entregado a destiempo y hasta huelo a la semana que viene, que se proyecta mayor en responsabilidades y malos ratos.

Huelo también un poco a Julieta porque he dormido con ella.

Como te dije, no pensaba complacerte de ninguna forma, pero ahora que me levanto y que el dolor de cabeza ha pasado un poco, me huelo y lamento mucho no haber podido verte hoy. Esto nos hubiera gustado mucho porque los olores que ya mencioné se han mezclado con el olor que tiene esperarte, extrañarte, y ha quedado una combinación muy buena.

Quiero pedirte por eso perdón. Prometo no fallar la próxima vez que no me bañe.
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PD: estoy buscando una imagen adecuada para este post.